LA HISTORIA DEL VINO PALMERO

Los europeos trajeron las primeras viñas a La Palma a principios del siglo XVI e inmediatamente el vino producido aquí obtuvo prestigio y calidad hasta el punto de ser exportado a Portugal, la península e Inglaterra. En el siglo XVII comenzó su decadencia comercial debido a algunas enfermedades de las plantas como el Oídio, las dificultades para la exportación y la competencia de los vinos portugueses. Fue en el siglo XX cuando se crearon las primeras Denominaciones de Origen en La Palma en 1995. En los últimos veinte años los vinos palmeros han sido reconocidos a nivel regional, nacional e internacional y una vez más son líderes en el sector económico. Prácticamente todos los viñedos se plantan sin injertar. La filoxera, el fitófago dañino de la vid, originario de América del Norte, que apareció en Europa en la segunda mitad del siglo XIX, y que hoy está presente en todos los países vitivinícolas del mundo, no se ha extendido a La Palma ni a las Islas Canarias en general. En poco tiempo causa daños graves a las raíces y la consiguiente muerte de la planta atacada, el único método eficaz y ampliamente aplicable, que ha mantenido vivos los viñedos europeos, consiste en el injerto de vides europeas en las raíces (portainjertos) de tornillos americanos: han desarrollado una resistencia que evita que los insectos ataquen las raíces.